9 de marzo de 2012

Mentira


Esperaba. Su mirada estaba anclada en las manecillas del reloj. De repente sintió la rabia devorar su ser como una planta carnívora. Era el lugar y por fin había llegado el momento. Inundó las calles de gasolina y vio caer la última ceniza de su cigarrillo que prendió la ciudad, el planeta y el universo. A su vez, observaba todo desde un rincón neutral de la red espacio-tiempo. El fuego se puede mirar eternamente, pero la cuestión es que todo apestaba todo apestaba de la misma puta manera. Esperaba... Mentira, simplemente llevaba matando el tiempo durante toda su vida.

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