13 de enero de 2012

Al compás del silencio

Basado en hechos reales...


Pròxima estació: Universitat.

Las puertas se cerraron y encerraron decenas de voces que relataban por lo alto sus aventuras y desventuras de un sábado noche. Los gestos alterados de una pareja hablaron por sí solos. Es un mundo paralelo, no limitado por la superficialidad de las palabras: un mundo sin decibelios. Él y ella, frente a frente, dos partituras de silencios infinitos. El silencio es el pretexto más elegante para el amor, su eterna realidad. Ellos no pueden hablar, pero si pudieran gritarían y despertarían a la ciudad entera. Y gritan, gritan en forma de movimientos que se plasmaron en besos y caricias. Sentimientos. Lo evidente prescinde de palabras.


Marina.

Se bajaron del vagón y se subieron a las escaleras mecánicas. Los peldaños subían y los besos bajaban por el cuello de ella como un cuchillo que aniquila el miedo de lo no vivido. Su historia no tiene una banda sonora impresionante ni tampoco un guión impactante, sólo transcurre al compás del silencio en un mundo más que nunca ignorante.

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