2 de diciembre de 2011

Será cuestión de desaprender.




1 de diciembre de 2011




Bailaremos un tango al borde del abismo. Llegaremos a lo más alto para deslumbrarnos y caer a la velocidad de la luz, caer al infinito de nuestra ambición.







Que me condene tu boca y que tus besos me encierren de por vida.






Contaremos las olas del mar desafiando juntos la eternidad.





15 de noviembre de 2011

Diagnóstico letal









El paso de los años relativamente anestésicos
me reveló que tus palabras no fueron simplemente
ondas sonoras que superaban los 90 decibelios,
sino frecuencias resistentes que todavía resuenan alto en mi mente
en un intento de romper las barreras del sonido inminente
provocando irreversibles daños colaterales
que no responden ni a los más rebuscados analgésicos
y que días tras día continúan cicatrizando cada uno de mis versos:
vocablo por vocablo, sílaba por sílaba, letra por letra.
Versos presos que disparan mi tensión cardiaca,
ansiando la libertad
en una atrofiada realidad

El dolor en el tiempo es insoluble,
pero sí espontáneamente efervescente

¿El precio de conocerte?
Borrar el ayer firmando la eutanasia de un futuro decadente.


Lograste que antes de ti no haya nada
pero después de ti tampoco.


14 de noviembre de 2011

Affaire



Tú me ofreces tu cuerpo, yo te ofrezco mi poesía
Tú me desnudas con la mirada, yo te desnudo con la rima




Cuando las razones para amarte son las mismas que para odiarte, estar al filo de la irrealidad es más resbaladizo que nunca ...


Miradas que chocan
Mundos que colapsan
Nos quitamos la ropa y arrancamos enfurecidos hojas de un pasado
Un pasado que nunca fue cierto
Tú, veías el sentido de tu existencia en el abismo de mis pupilas dilatadas
Yo, un affaire perfecto

Enredarte entre mis versos, eso es lo que pretendo
Al igual que tu cabello se enreda entre mis dedos
Mis manos se deslizan como gotas de lluvia sin rozamiento con el aire,
Besos que se desbordan sobre tu cuerpo sofocado y desembocan en tu boca
Perfilo sutilmente cada parte de tu cuerpo con la punta de mis dedos
Pasando a limpio borradores de fantasías clandestinas desde el reverso de mi mente
Tú les das vida con cada uno de tus suspiros
Y sólo tú les das muerte con cada mirada indiferente






Engañoso es el corazón, ¿Para qué mentirte?
Amor rima con dolor y es más que ineludible


13 de noviembre de 2011




Y en un ultimátum caigo en tu vertiginosa mirada ...


Puede que existan daños reversibles pero, ¿Qué importa si el dolor y el sufrimiento siempre son irreversibles?





Miradas impacientes como gotas de lluvia a punto de desprenderse, caer en picado y intrépidamente  formar parte de un todo al que sólo ellos se atreven.





12 de noviembre de 2011





Canciones vagas para días grisáceos y lluviosos...



11 de noviembre de 2011


El ''Tempus Fugit'' se encarna en hojas otoñales poseídas por el viento aleatorio que recorren las calles en una competición ambiciosa a contrarreloj.








10 de noviembre de 2011

Impaciencia


El ''tic tac'' hostigador de las agujas acechadoras del reloj condenaba mi impaciencia y dictaba con seguridad mi sentencia, como si fuera el mozo de un juez severo y sin escrúpulos que es capaz de todo en nombre de la justicia.

El tiempo parecía haberse parado e incluso desaparecido sino fuera por el constante ''tic tac'' que se volvía cada vez más violento y que desgarraba mi ser al mismo tiempo que se apiadaba de mí dejando intacta mi piel.






25 de octubre de 2011


Mucha música para callar escandalosos silencios. Mucho humo para nublar agonizantes pensamientos.





15 de octubre de 2011

Relátame

Relátame tus silencios por escrito
Y confíesele al infierno
Que no existe pecado más ingenuo
Dejaré que pienses que fuiste tú quien me encontraste
Aunque yo sabré que fui la que te perdí

Que el pasado sea nuestro perdón
Para que el presente sea nuestra eterna bendición


Filofobia

   Son preguntas verosímiles reflejadas en verdades realmente absurdas. Sólo me queda pensar abstractamente uniendo líneas discontinuas que se transforman en figuras plasmadas un pictograma milenario, ilógico e irracional pero tan único, diferente y enigmático que logra hacernos entender la vida.

   Mi desconfianza tensa, sofocada por las circunstancias, de repente se transformó en algo, algo distinto, pero esta vez nadie intentará explicarlo para no hacerse un lío en este laberinto sin salida.

   Aceptar, a veces sin comprender, o a veces al aceptar firmas un pacto con el diablo diciendo que este hecho lo olvidarás y empezarás de nuevo.

27 de agosto de 2011

Entropía

  Escaleras. Esta vez con prisa y como siempre sin pausa.

- ¡Mamá ya llegué! -Exclamó.


Su hijo ya estaba en casa después de merodear por la ciudad, una vez más en busca de una idea feliz, una idea tan abstractamente bella.


-Hijo, ¿Qué quieres para cenar? -Preguntó su madre.


  Pero lo único que oyó como respuesta fue el estruendo de la puerta al ser cerrada de golpe, sinónimo de '' no molestar ''. En su habitación todo seguía exactamente igual como lo había dejado: papeles por el suelo y papeles sobre el escritorio junto con su libreta. Todo sigue igual de entrópico, pero jamás podrá ser comparado con con la teoría del caos que impera en su mente. Se siente en su escritorio lleno de operaciones y más operaciones prácticamente ilegibles a simple vista. Abre su libreta que nos delata que este joven piensa demasiado para la edad que tiene, o simplemente piensa demasiado. Sin más demora coge el bolígrafo y  el viaje comienza, un viaje por un universo matemáticamente preciso y a su vez tan matemáticamente impredecible. Las páginas en blanco se llenan a velocidad de la luz de crónicas relatadas por un viajante en forma de sumas, restas, multiplicaciones, divisiones, logoritmos, ecuaciones, matrices y todo tipo de operaciones acompañadas de dibujos enigmáticos. Tachones y aciertos. Aventuras y desaventuras. Él sabe que la verdad se encuentra detrás de los números, ¿ Pero cómo atraparla? Escribe otra ecuación. Se para, la mira, la mira fijamente como si fuera un crítico contempla una obra de arte intentando sintonizar el mensaje que esta emite.









  Pasan las horas, pero no importa el tick tack del reloj cuando el tiempo es más que relativo. Ojos rojos e irritados, frustración, agonía y tanto por descifrar. Sin embargo, la solución parece estar cerca en algún lugar, y más cerca y cada vez más cerca. Tachón. Algo va mal. Otra vez tachón. Calle ciega. Fin de juego y regreso al punto de partida. En fin, se acordó de lo paradójica que puede llegar a ser la verdad y sonrió, a pesar de todo. Todo pasa factura en  forma de un dolor agudo que parece hacer estallar su cabeza.  Se siente obligado a dar por finalizada su búsqueda hasta nuevo aviso. Mira el reloj y retoma la noción del tiempo: 1:17 de la noche. Se asoma a la ventana de su habitación y comtempla las calles mojadas. No había escuchado como empezó ha llover. No obstante hay gente en la calle, es lo que tiene que sea sábado en una ciudad grande. Gente, gente que vive sin garabatear ecuaciones día tras día y noche tras noche, y aun así vive. Gente que habla del tiempo, amigos, familia, dinero, parejas, trabajo, alcohol, drogas, sexo e incluso a veces de amor, a veces. ¿ Por qué no es como ellos? De todos modos la respuesta no le preocupa. Hace mucho tiempo que no mantiene una conversación con alguien. No lee periódicos ni revistas que proporcionan las últimas noticias de actualidad. ¿Y qué importa? Piensa él. Presiente que ya llego la hora para empreder un arriesgado viaje sin nave y sin tripulacion una vez más. Él sabe que las personas mienten, mientras que los números nunca lo hacen.








14 de agosto de 2011

Bohemia nocturna

Las carreteras mojadas resplandecían cubriendo la ciudad de cuero de alta calidad


Y tu tan lunática saliste a ligar
me dijiste que me conocías de un viaje interestelar
haciendo memoria no caigo en la situación
pero señorita no me importa
si usted me invita a pasar una noche de ciencia-ficción


La luz de las farolas recalcaba cada uno de tus rasgos
como si de nuevo los dibujara
una y otra vez


Sin embargo con unos pasos
la oscuridad borró esta obra maestra
y las virutas por el cierlo se esparcieron


Más adelante encendiste un cigarro
y el humo dibujó huracanes traviesos en suspensión
que en esta bohemia nocturna se disiparon
una y otra vez





26 de julio de 2011

Esclava del placer






Anochece en el mundo de la tranquilidad y amanece en el mundo del espectáculo, mucho espectáculo.


Las tinieblas invaden dulcemente la ciudad de Nueva York. The Fifth Avenue se prepara para la noche, pero una calle en concreto esta totalmente a oscuras. Al mirar hacia arriba logra destacar una ventana abierta con una cortina que parece una alma que no para de intentar escaparse con el viento. ¿Y si se trata de una ventana a otra realidad? Nuestra curiosidad se adentra con la luz efímera de la luna por el cristal. Silencio… Paredes negras totalmente desnudas. Ella se despertó en una vida que ya no le pertenece, un lugar extraño donde el aire sólo sabe al humo amargo que enturbia su sino y que se desprende de su cigarrillo como las hojas de un calendario arrastradas al vacío a una velocidad abismal. De repente se rompe el silencio y se alumbra la intrigante oscuridad. Ella encendió la luz, una luz que se vuelve impotente al no poder alumbrar la oscuridad de su vida. Ella volverá a caer en la tentación de lo prohibido, volverá a caer en la fosa envenenada de sensaciones que agrietan las paredes tan agrietadas de su ser. Sueños rotos hechos cenizas que cobran vida en la cocaína esparcida en la mesilla de noche. Una vez más vuelve a disolver su vida en formol, un mesías que la mantiene en esta vía de atasco y la destruye paulatinamente. Su nombre quizás es lo único que nada ni nadie le ha podido arrebatar a pesar de los cambios vertiginosos del destino. Melissa abre su armario y busca su ropa o tal vez, simplemente se busca a sí misma en este viejo y roto ropero. Por fin, ya tiene todo listo: una camiseta de tirantes, una minifalda, unas botas y mucha fuerza de voluntad para retar otra noche más al éxtasis, aunque en el fondo es totalmente consciente de que su resistencia no es más que un pretexto para que su rutinaria rendición resulte ser placentera. Cubre su rostro perdido de maquillaje para disimular el miedo y siente que fue ayer cuando era una simple niña inocente más que soñaba con entrar en el mundo de Nueva York por la puerta grande, pero la realidad una vez más resulto ser otra. Melissa sólo ha logrado entrar cada noche por la puerta vieja de un local funesto, un local donde no hay cámaras impacientes por captar su asombrosa llegada con un traje recién comprado en la última pasarela, sólo hay miradas desesperadas que desnudan descaradamente su cuerpo como cuervos que se apoderan de su presa.

Sigilosamente cierra la puerta de su piso, otra noche más entre lágrimas deja su dignidad encerrada bajo llave. Empieza a bajar las escaleras. Cada escalón es un por qué sin respuesta. Cada escalón es una razón para retroceder. Cada escalón es una afirmación para la frase ya es imposible volver. El eco de cada paso en este siniestro portal hace repetir en su cabeza mil veces que sólo es cuestión de aguantar otra noche más sin saber si va a regresar. Los escalones parecen cada vez más interminables. Por fin el último escalón. Se paró y suspiró. Sólo le falta dar el último paso, sólo le falta abrir la puerta, sólo es un paso, un peligroso paso a una terrible realidad. Ya no puede más. Finalmente, con un movimiento brusco abre la puerta y se arranca el alma con el corazón y quizás algo más.


La noche cubre repentinamente sus recalcadas venas por la heroína como una cortina pesada que se cierra de golpe para ocultar melancólicamente una macabra verdad. Enciende otro cigarrillo y deja que su mirada deleznable se pierda en las fractales de nicotina y alquitrán que el humo define vagamente en el aire húmedo nocturno al compás del resonar de sus tacones por las calles de Nueva York, la ciudad que nunca duerme. Sólo es cuestión de aguantar otra noche más sin saber si va a regresar.



25 de junio de 2011

Bailarina

Público impaciente. Nervios, como siempre. Un poco de talco en las suelas de las bailarinas impecables para la ocasión. Maquillaje natural, que no resalte más de la cuenta. Ella estaba preparada: la coreografía estaba más que ensayada. Por fin, las luces se apagaron, por fin la música se apoderó de la sala. Todo esto era la excusa perfecta para soñar con los pies una vez más, como si fuera la primera vez y como si fuera la última vez, era la culminación de una larga travesía de agotador trabajo. Estaba más que decidida. Uno de los focos la seguía con total entrega, como una gaviota que acompaña al mar sereno. Entonces ella por su cuenta alzó el vuelo. Esa música funesta la sacudía de un lado a otro, sin piedad, como si fuese una barca atrapada en medio de una tormenta agonizante. Se desliza entre miradas tensas, se pierde, se encuentra y vuelve a perderse por una milésima de segundo, una milésima de segundo en otro mundo. Quiere escapar, abandonar, y a la vez seguir. Pero la cuestión es otra, la cuestión es que ella juega para ganar. Baila y sigue bailando, entregándose a todos y a la vez a nadie. No espera aplausos, no espera fama, no espera nada de nadie. Es libre de perjuicios pero perversa al mismo tiempo. Ella es libre, y libre otra vez.

Y se hace el silencio...

Y los aplausos rompieron el silencio.

23 de junio de 2011

Ellos


La lluvia se apoderó de la ciudad y las dudas atormentaban su ego.



Ellos caminaban por las calles mojadas mientras la lluvia caía en picado como si no tuviese rozamiento con el aire. Habían pasado milenios en minutos ateridos desde la última vez que se dirigieron la palabra. Recuerdos, que inundaban su mente. Por encima de sus cabezas, nubes tormentosas cobrando fuerza. En  sus cabezas, eternas tormentas que jamás amainaban. Destinos rotos y una lágrima. Fue entonces cuando ella por fin rompió el hielo. Fue entonces cuando comenzó a gritar. Gritaba que no puede más y dejaba sus lágrimas escapar, como una niña ingenua a la que se le escapa su cometa, pero ella seguía siendo una niña. Pero él no soltaba su mano y la agarraba con más fuerza. No estaba entre sus planes dejarla ir. No estaba entre sus planes rendirse.

Callejones. Y no, no tenía ni siquiera un par de monedas para una caja de cigarros barata. La histeria se mezclaba en el aire de la noche. Sin embargo, los pasos de él la acompañaban fuera a donde fuera, como algo que se convirtió en su segunda sombra. Él apretaba fuertemente sus dientes y dejaba a la lluvia definir  cada uno de sus rasgos tensos. Daba la sensación de que cada gota de lluvia era alcohol sobre heridas sin cicatrizar. En el rostro de ella el lápiz de ojos estaba corrido y el color negro mostraba la verdadera naturaleza de sus lágrimas, oscuras, oscuras de dolor. Sin demora, pidió un cigarro a un desconocido. Durante unos segundos apreció las bellas curvas que el humo caótico dibujaba en el aire húmedo nocturno. Él seguía conteniendo su furia. Ella, al contrario, gritaba otra vez y pisaba los charcos bruscamente con sus botas negras desgastando su tacón de aguja. Las gotas de lluvia cada vez caían con mayor fuerza, como si pretendiera ocultar las lágrimas de ella, como si pretendiera borrar el pasado.



Cayendo


Y es como caer,
desintegrando mis átomos a la velocidad de la luz.

Y es como no tener nada que ver
y buscar tierra donde pisar
con las yemas de los dedos de los pies
desgastadas por tantas equivocaciones.

Y es como tener el corazón vendado
y no sentir nada.
Es como tener los ojos vendados
pero no parar de buscar.

Y es como reescribir la realidad
Con un matiz más familiar
Es como perderse
pero ver que siempre estás ahí.
Es como silenciar un adiós,
como quien se va sin hacer ruido
sabiendo que algún día volverá,
para quedarse para siempre volverá.


Y caigo...



Ya puedo ver.


Desafiando este aire frío
me abro camino entre las ramas que rasgan mi desnuda piel,
hasta que la sangre humedezca la tierra quemada.


Eterno retorno y oscuridad.

Llueven meteoritos en tierras de un navegante sin mar,
aquel que nació sin piernas en un mundo sin suelo
para perderse en la lluvia y sobrevolar las nubes.