15 de noviembre de 2011

Diagnóstico letal









El paso de los años relativamente anestésicos
me reveló que tus palabras no fueron simplemente
ondas sonoras que superaban los 90 decibelios,
sino frecuencias resistentes que todavía resuenan alto en mi mente
en un intento de romper las barreras del sonido inminente
provocando irreversibles daños colaterales
que no responden ni a los más rebuscados analgésicos
y que días tras día continúan cicatrizando cada uno de mis versos:
vocablo por vocablo, sílaba por sílaba, letra por letra.
Versos presos que disparan mi tensión cardiaca,
ansiando la libertad
en una atrofiada realidad

El dolor en el tiempo es insoluble,
pero sí espontáneamente efervescente

¿El precio de conocerte?
Borrar el ayer firmando la eutanasia de un futuro decadente.


Lograste que antes de ti no haya nada
pero después de ti tampoco.


No hay comentarios:

Publicar un comentario